El 31 de enero de 1799 nace en Ginebra Rodolphe Töpffer, un hijo de un pintor de una cierta reputación que, ante su habilidad para las artes figurativas, intenta seguir los pasos de una dinastía familiar que se había originado en Alemania y que se había trasladado a Suiza en las décadas precedentes.
los dieciséis años el muchacho se traslada a Inglaterra y a París, donde conocerá a varios pintores que cultivan el estilo romántico que en esos momentos está en plena explosión, porque desea formarse en el campo de las Bellas Artes, pero un problema de visión le hará desistir de su vocación artística y debe retornar a su ciudad natal donde pasará el resto de su vida dedicado a la enseñanza.
En sus ratos libres, dará rienda suelta a su creatividad y compondrá relatos cortos, sin embargo, a pesar de su problema oftalmológico, volverá siempre a dibujar e incluso a intercalar en sus escritos pequeños bocetos cuya impronta reflejan algo que va a surgir y que se acabará convirtiendo en una nueva forma de lenguaje. Referente a esta dualidad de ambos medios de expresión insertos en los documentos que nos han llegado, es curioso constatar como el autor dice en 1845 que «se pueden escribir narraciones con capítulos, líneas, palabras: es la literatura propiamente dicha. Se pueden escribir narraciones con sucesiones de escenas representadas gráficamente: es la literatura de estampas. Se puede también no hacer ni lo uno ni lo otro. A veces es lo mejor».
Vieux-Bois. Se trata de una narración humorística cuya evolución se ha secuenciado mediante dibujos encerrados en recuadros separados entre sí por un marco que delimita la grafía y el espacio temporal, cuya progresión se realiza de izquierda a derecha, según el esquema convencional de lectura occidental, y que está plasmado en páginas de formato horizontal.
Dos años más tarde, realiza una segunda historia que denomina Voyages et aventures du Docteur Festus, cuya fonografía constituye en sí misma un pareado, algo muy usual en la historia de los primeros cómics satíricos. Esta obra verá la luz cuando se publica en un volumen, con lo que se completa todo el ciclo necesario para que se constituya un cómic moderno: creación gráfica y literaria y edición de carácter industrial con recuperación de lo invertido, más el beneficio, para que se dé origen a una nueva transacción. Han nacido los cómics… Todo lo demás, es evolución del lenguaje, pero no de la esencia para la que han sido creados.
Les amour de monsieur Vieux-Bois, es la primera historieta conocida.
Meses después, en 1830, concibe una nueva historia titulada Histoire de monsieur Cryptogramme y, un año más tarde hace Monsieur Pencil e Histoire de monsieur Jabot, que tampoco se editan, sin embargo, esta última aparecerá en 1833 y su viejo Les amour de monsieur Vieux-Bois, ve la luz en 1837, diez años más tarde desde que lo crease, con el título de Les aventures de Obadiah Oldbruck.
Ante el éxito de ésta, en 1840 publica finalmente su Monsieur Pencil y cinco años después Histoire d´Albert e Histoire de monsieur Cryptogramme, por lo que se editará de nuevo en 1846 Le docteur Festus, cuando ya le queda poca vida.
Sus obras se conocieron en Francia y en el ámbito francófono, en Alemania y en los Estados Unidos, obteniendo un buen éxito de público, lo que comportó que su forma expresiva fuese imitada y hasta plagiada en la integridad de algunas de sus obras. Tras esto, únicamente restaba que su producción tuviese una continuidad original y diversificada.
En resumen:
Rodolphe Töpffer fue un pedagogo, pintor y caricaturista suizo, considerado por bastantes teóricos el padre del cómic moderno.
Una obra que hoy en día nos parece corriente, en el siglo XIX “Histoire de M. Cryptogame” era algo novedoso y original. El cómic originalmente era en blanco y negro, de trazo recargado, ya que el autor apenas deja espacios en blanco y utiliza mucho las rayas para el relleno de los objetos que aparecen. La temática era variada, pero siempre era en un tono irónico y sarcástico.
Las historias satíricas que representa Töpffer en sus cómics no fueron creadas originalmente con la intención de ser editadas, sino que fueron realizadas por el artista en su tiempo libre para entretener a sus amigos y hemos de dar gracias al escritor alemán Goehte por convencer a Töpffer para publicarlas.
Töpffer era consciente de que había creado un nuevo medio de comunicación desde que elaborase sus primeros esbozos de la obra Mr. Vieux Bois en 1827, y lo hizo público en el artículo «Notice de l’histoire de M. Jabot”. Concretamente, defendió allí la idea de que sus obras constituían un nuevo modelo de relato, integrado por imagen y texto, que formaban un conjunto con el que se obtenía un significado nuevo y distinto al emitido por separado.
En España no se ha hallado rastro de su difusión ni de su conocimiento por los escritores, editores, grabadores o dibujantes coetáneos.